Experiencias de tratamiento

“Las mujeres de mi familia viven para siempre. Bueno, no para siempre, claro, pero sí tienen vidas muy largas y fructíferas. Mi madre llegó a los 94, mi abuela, a los 92, y mi bisabuela pasó los 100. Las hermanas de mi madre vivieron más de 80 y 90 años. En mi ingenuidad, nunca se me cruzó la idea del cáncer de mama”.

“Mantuve una sonrisa en mi rostro y, como sonreía, mi familia se mantuvo positiva. Eso fue lo que me hizo seguir adelante”.

“Aprecio plenamente la atención brindada por el sistema médico francés. Es probable que mi caso haya resultado ser una ganga para mi seguro médico estadounidense”.

“Mi diario me permite mirar atrás para ver lo que pude soportar y lograr con la ayuda de mi equipo médico, mi familia y mis amigos. Mi progreso hasta vivir ahora mi mejor vida es asombroso, y me enorgullece”.

“Mi propia falta de conocimiento profundo y mis miedos iniciales se aliviaron cuando leí las historias de otras personas y busqué detalles sobre mi diagnóstico y las opciones de tratamiento”.

“Mi experiencia con el cáncer me enseñó la importancia de abogar por mi propia salud y el valor de explorar todas las vías, desde los tratamientos tradicionales hasta las terapias complementarias”.

“Este proceso de giros inesperados ha sido duro, pero desde lo más profundo de tu ser y gracias al amor y la preocupación de los demás, eres capaz de mantenerte firme y no flaquear ante la presión”.

“Tengo muchas amigas que han padecido cáncer de mama. Algunas se sometieron a una lumpectomía; otras se hicieron una mastectomía completa. Un tema común es la falta de buena información por parte de los médicos”.

“No tengan miedo de hacer preguntas o de pedir material. Está bien decir: 'Permítame investigar sobre esto y le informaré' cuando quieran que te apresures a tomar una decisión”.

“Es importante mantener la esperanza y no rendirse nunca. El cáncer puede ser un recorrido duro, pero recuerda que eres más fuerte de lo que crees”.

“Lo que me gustaría que las personas entendieran sobre el diagnóstico de cáncer de mama es que, al principio, resulta sumamente abrumador y se siente como un golpe de una tormenta despiadada e interminable de actividades y emociones”.

“En este caso, fue una suerte que mi retraso en la programación del estudio diera lugar a una detección temprana del cáncer”.

“Una vez que me subí a la camilla y se prendió la luz del quirófano, le dije al anestesista que no quería continuar. Siete horas después me desperté sin mamas”.

“El hecho de que el cáncer de mama se hubiera convertido en la preocupación principal durante todo el año me tomó por sorpresa”.

“El radiólogo me dijo que creía que lo que había detectado la resonancia magnética se debía muy probablemente a la infección de mastitis. Dos días después, me llamaron del consultorio de mi médico y me dijeron: ‘Tu perseverancia ha dado sus frutos. Tienes cáncer de mama’”.

“No era la primera vez que me enfrentaba al cáncer. Esa experiencia me formó: me enseñó valor, gratitud y el poder de la detección precoz. También me enseñó a sobrevivir cuando el mundo se tambalea bajo tus pies”.

“Fue totalmente desalentador darme cuenta de que me sometí a una mastectomía y, como resultado, dejaron de funcionar correctamente mis piernas”.

“Esperaba recibir la carta '¡Excelentes resultados, nos vemos el año que viene!' en el correo. Sorprendentemente, unas semanas más tarde, la carta decía que 'algo' había aparecido en la mamografía”.